Pontevedra (13 de junio de 1917)
En la 2ª aparición, el 13 de junio de 1917, la Virgen prometió a Francisco y a Jacinta que serían llevados al Cielo prontamente. Y así sucedió, pues unos meses después enfermaron gravemente y, tras largos padecimientos ofrecidos a Dios como reparación por las ofensas que recibe diariamente y por la conversión de los pecadores, fallecieron con la asistencia feliz del Cielo. Francisco fallecería el 4 de abril de 1919 y Jacinta el 20 de febrero de 1920.Lucía, en cambio, tendría que proseguir su labor como apóstol del Inmaculado Corazón de María en la tierra. En octubre de 1925 entró como postulante en la Casa de las Hermanas de Santa Dorotea, en Pontevedra.
El día 10 de diciembre de 1925 se le aparece la Santísima Virgen y a su lado, suspenso en una nube luminosa, un Niño. La Virgen, poniéndo una mano en el hombro de Lucía, le mostró un corazón que tenía en la otra mano rodeado de espinas. Al mismo tiempo dijo el Niño:
“Ten pena del Corazón de tu Santísima Madre, que está cubierto de espinas que los hombres ingratos constantemente le clavan, sin haber quien haga un acto de reparación para quitárselas”.
Y la Virgen prosiguió:
“Mira, hija mía, mi Corazón rodeado de espinas que los hombres ingratos, en cada momento, me clavan con blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, procura consolarme y dí que a todos aquéllos que durante 5 meses – en el primer sábado – se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen el Rosario y me hagan 15 minutos de compañía meditando sobre los 15 misterios del rosario, con el fin de desagraviarme, yo prometo asistirlos en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para su salvación”.
Requisitos Promesa de los Primeros Sábados
- Los primeros sábados de 5 meses.
- Confesión Sacramental, si no se está en Estado de Gracia.
- Recibir la Sagrada Comunión.
- Rezo del Rosario.
- 15 minutos de meditación sobre los Misterios del Rosario.
- Intención de desagraviar el Inmaculado Corazón de María. (Si se olvida poner esta intención decirlo en cuanto sea posible en Confesión).
El 15 de febrero de 1926, se le aparece el Niño Jesús y le pregunta si había propagado la devoción a su Santísima Madre. Ella contestó que aunque la Madre Superiora estaba decidida a propagarla, el confesor le había dicho que ella sola no podría. Y el Niño respondió: “Es verdad que tu Superiora sola nada puede, pero con mi gracia puede todo”.
Le preguntó Lucía si valía la confesión dentro de los ocho días anteriores al sábado, a lo cual respondió Jesús: “Sí, puede ser de muchos más días, con tal que, cuando me reciban, estén en gracia y tengan la intención de desagraviar el Inmaculado Corazón de María”.
También le preguntó Lucía qué ocurría si alguien se olvidaba de poner la intención. Jesús respondió: “Pueden ponerla en la confesión siguiente, aprovechando la primera ocasión que tengan para confesarse”.
La aprobación oficial de esta devoción la realizó el Sr. Obispo de Leiría el 13 de septiembre de 1939.