Obispo de Avellaneda

Obispo de Avellaneda

EL MENSAJE DE FÁTIMA QUE SE DESARROLLA Y REALIZA EN EL PLAN DEL MOVIMIENTO SACERDOTAL MARIANO

El 13 de mayo, 1917, en la casi desconocida “Cova de Iria” (Fátima, Portugal); comenzó a vivirse la mayor mariofanía de todos los tiempos. La habían preparado tres misiones angélicas, 1916, entre éstas y la aparición a Sor Lucía en la capilla de las Hermanas de Santa Dorotea (Tuy, España) en 1929; se anunciaron, como anticipados en fecundo germen, los hitos principales de la historia de nuestro atribulado siglo veinte.

La muerte precoz de dos de los videntes, y el ingreso en el monasterio, de Lucía, no menos que la prudencia (¿o desconfianza?) de la Iglesia respecto a aquellos hechos extraordinarios dejaron perderse años preciosos hasta la proclamación abierta del mensaje; de tal forma aún hoy siguen infravalorándose. Me vienen a la memoria las palabras del Padre Abrahám al rico Epulón… “Aunque resucitara algún difunto, ni siquiera entonces se convertirían” (Lc. 16.31).

Más Dios no se deja vencer en generosidad…

Siempre que los hombres han frustrado su Plan de salvación: cual sucedió en el Paraíso Terrenal; como cuando la tierra antes del diluvio, estaba ante Dios corrompida y rebosando violencia (Gn.6, 11); lo mismo que cuando rechazaron el gobierno de Dios y pidieron un rey a Samuel (…”no te han rechazado a ti; es a mí a quien han rechazado para que no reinara sobre ellos… complácelos y dales un rey” (ISam.8)); o cuando se prostituyeron admirando falsas deidades: Dios siempre ha arrancado de su misericordia una nueva mejor orientación.

Por eso ha querido él, por medio de su Madre, orientar a su pueblo de forma no ordinaria, y ha escogido hoy (entre otras, muchas maneras de hablar al mundo) una OBRA que continuase el mensaje evangélico de oración y penitencia para la conversión, proclamado en Fátima.

La “Obra” se inició en Fátima en Cova de Iria, el 18 de mayo de 1972. Como en 1917, la Virgen es la protagonista principal: “El Movimiento Sacerdotal Mariano, debe ser solo obra mía… Yo misma en persona acaudillaré a este ejército… Yo pensaré en todo… Formaremos los escuadrones de mis sacerdotes para las próximas batallas del Reino de Dios”. (16.VII.73).

Desde aquel 8 de mayo de 1972, han transcurrido hasta hoy más de veinte años, durante los cuales ha venido realizándose esta promesa. Las frecuentes locuciones interiores al que ha

…”elegido porque eres el instrumento menos apto” (16.VII.73), han sido los sacerdotes sus hijos predilectos los “nutridos y formados”,

Los imperativos detallados en el mensaje del 1-XI-73, que especifican las características esenciales del Movimiento, estaban ya latentes en germen en Fátima

  1. Consagración al Corazón Inmaculado de María
  2. Fidelidad al Papa y a la Iglesia a él unida
  3. Observancia de los Mandamientos de Dios y práctica de lo que él nos enseñó.

I DEVOCIÓN Y CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA.

El 13.VII,17 decía la Virgen María a los pastorcillos: “Habéis visto el infierno donde caen las almas de los pobres pecadores. Para salvarlos, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Corazón Inmaculado. Si se hace cuanto voy a deciros, se salvarán muchas almas y habrá paz. La guerra va a terminar. Más, si no acaban de ofender a Dios, en el pontificado de Pío XI, empezará otra peor.

Cuando veáis una noche iluminada por una luz especial desconocida, sabed que es la gran señal que Dios va a dar de que, por sus delitos castigará al mundo con la guerra, el hambre y la persecución contra la Iglesia y el Santo Padre. Los buenos serán martirizados, el Padre Santo sufrirá mucho, varias naciones serán destruidas”.

En el mensaje del 1-XI-73 dice la Virgen “A los fieles adheridos al Movimiento Mariano, yo les pido: que se consagren de modo especial a mi Corazón Inmaculado, sin preocuparse de compromisos externos o jurídicos sino sólo de entregárseme totalmente a mí, para que yo pueda disponer de ellos libremente de su existencia y organizar su vida según mis planes”.

El tema central, el alma, del mensaje que la Virgen trajo a Fátima es su Corazón Inmaculado.

Las primeras alusiones al Purísimo Corazón de María, se perfilan ya en 1916, en las tres primeras apariciones del Angel. Pero las revelaciones fundamentales son el año 1917 en los meses de junio y julio: “Jesús quiere servirse de ti para hacerse conocer y amar. Quiere establecer en el mundo la devoción a mi Corazón Inmaculado. Promete la salvación al que la abraza y estas almas serán amadas de Dios como flores colocadas por mi en adorno de su trono”. (13-VI-17)

La continuación de las apariciones de Fátima (Pontevedra: 10-XI-25; Tuy:

junio 1929), son como el sello del Corazón Inmaculado de María. En la primera muestra su Corazón circundado de espinas, para el cual pide reparación a su Hijo, y en la segunda dice : “ha llegado el momento en que Dios pide al Papa que en unión con todos los obispos consagre Rusia a mi Corazón Inmaculado. Prometiendo salvar al mundo de este modo”. Por esto Jacinta en su lecho de enferma, dice: . “di a todos que Dios nos concede por medio del Corazón de Maria o “Corazón Inmaculado”; que se las pidan a Ella… que pidan la paz al Corazón Inmaculado de María, porque Dios la ha confiado a Ella” (1920).

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Todo el “libro” del Movimiento está escrito a la luz de este misterio mariano. Basta subrayar que la expresión: “Corazón Inmaculado” o “Corazón de María” aparece 1.104 veces. Podemos afirmar que se funda totalmente sobre la devoción al corazón de la madre, sobre el desarrollo de sus planes, con la urgente llamada a la oración y a la penitencia para la conversión.

Para esta iluminación tiene especial valor, el mensaje del 12-XII-73; “El triunfo de mi Corazón Inmaculado”, que aparece como desarrollo de la afirmación de la Virgen del 13-VII-17 : “Al fin triunfará mi Corazón Inmaculado”. Precisamente el Movimiento nació para el triunfo de Cristo por medio del Corazón Inmaculado de María: “En el mismo momento, en efecto, en que Satanás se haya asentado como señor del mundo sintiéndose como seguro vencedor, Yo misma le arrancaré la presa de la mano. Como por encanto se hallará con las manos vacías. Por último la victoria será solamente de mi Hijo y mía: este será el triunfo de mi Corazón Inmaculado en el mundo”.

Se convoca a los sacerdotes del Movimiento a ser colocados y custodiados en el Corazón de la Madre “… alístalos y recógelos bajo mi bandera, deposítalos en mi Corazón materno” (27-III-74)

Son convocados a vivir y predicar la consagración: “Por medio de vosotros cuanto entonces pedía, se está realizando. Vosotros os consagráis a mi Corazón Inmaculado y conducís las almas a vosotros confiadas, a esta consagración por mi deseada… y es como un antídoto que, cual buena madre, os doy para preservaros de la epidemia del ateísmo que a tantos hijos míos contamina y conduce a la muerte del espíritu” (13-V-76)

Son llamados a una perfección de amor: “Yo daré a vuestros corazones la capacidad de amor a mi Corazón Inmaculado; así os, forjaréis en el grupo de amor de Dios y del prójimo…

Hoy todo se ha agravado y precipita hacia la más dolorosa conclusión. Es entonces cuando la Iglesia como el refugio que yo, la mamá, he dispuesto para todos, mi Corazón Inmaculado” (23-VI-72)

Son llamados a conocer un secreto: “Quiero amar a través de vosotros… quiero sufrir a través de vosotros… ser vuestra celestial conductora”. (30-VI-82)

Son convocados para ser “… vosotros, hijos consagrados a mi Corazón Inmaculado, instrumentos de mi maternal misericordia” (23-VIII-82)

Son convocados para conocer el misterio: “Si veneráis mi Corazón, dais alabanza a la Trinidad Santísima, que en ello recibe su mayor gloria”. (30-VI-84)

Son llamados a vivir en “El templo de mi Corazón Inmaculado… en un profundo silencio… como víctimas… llamadas a llevar el peso de una cruz muy pesada… en… perenne plegaria… inmolados por la salvación del mundo”. (21-XI-91)

Son llamados como “… signo extraordinario de mi presencia… (en medio)… de los más pobres entre los pobres, los más miserables ( a los cuales) quiere ayudar mi Corazón Inmaculado” (3-XI-80)

II  FIDELIDAD AL PAPA Y A LA IGLESIA EN COMUNIÓN CON ÉL

El Papa y la Iglesia son objeto de una especial revelación en Fátima. Ya hemos visto en el primer punto de esta exposición, los relatos de S. Lucas donde el Papa y la Iglesia aparecen no como causa de castigos para el mundo, sino como víctimas que sufren los castigos del pecado del mundo.

Jacinta será la vidente más ligada al Papa a causa de una nueva revelación. Cuenta Lucía en sus memorias que ocurrió un día a la hora de la siesta. “¿No has visto al Padre Santo?” le dice Jacinta. “No” responde Lucía.

“No sé como ha sido, lo he visto en una casa muy grande, de hinojos ante una mesa, con el rostro entre las manos, llorando. Fuera de la casa había mucha gente; algunos tiraban piedras, otros imprecaban con insultos y palabrotas. !Pobre Padre Santo! Hemos de rezar mucho por él”…

A los miembros del Movimiento Sacerdotal Mariano, la Virgen pide:  “…obediencia a sus mandatos… a sus deseos… propagando sus enseñanzas, defendiéndolo de todo ataque, prontos a combatir hasta la efusión de sangre para estar siempre unidos a él y fieles al Evangelio. Pronto llegará el tiempo en el cual sólo el que esté con el Papa permanecerá en la fe… y salvarse de la gran apostasía que se difundirá por doquier” (1-XI-73)

Cuanto aquí se anuncia, ha sucedido ya y sigue sucediendo: apostasía, rebelión… : pero llegará el tiempo en que como Jesús en el camino del Calvario, será abandonado casi de todos. Será entonces cuando estos hijos míos serán su consuelo y defensa; y vencerán conmigo la batalla más dura de la Iglesia” (23-XI-73). Piedra de toque en esta batalla fue el 13 de mayo de 1981, sonaron las balas homicidas en la Plaza de San Pedro, en la hora de las apariciones de Fátima- 1917, Juan Pablo II (“el don más grande que mi Corazón Inmaculado obtuvo del Corazón de Jesús para estos vuestros tiempos de purificación” (13-VIII-87).

El primero de julio del 81, en Valdragone, la Madre dirá: “… estáis llamados a grandes sufrimientos, siguiendo a mi hijo predilecto, el Papa, que marcha por la senda bañada con su propia sangre hacia su calvario, donde junto a él, vuestra madre celeste os conduce”.

“Siempre con el Papa” (30-X-73) es un bellísimo mensaje sobre la vida y misión del Papa, que desarrolla plenamente la visión de Jacinta que hemos señalado. El mensaje “Fidelidad a mi voz y a la del Papa” (4-1-75) nos ha preparado para ser testimonio contra el Sumo Pontífice la Iglesia el mismo Evangelio. La garantía de la verdad la dan “no cada sacerdote ni cada obispo, sino solamente: sacerdotes y obispos unidos al Papa” (7-VII-76). La descripción de la Iglesia en el mensaje del (15-V-77) (“Sarai tuta renovata = Serás toda renovada”) parece una página de las muchas y dolorosas homilías de Pablo VI en el posconcilio; la Iglesia insidiada por el demonio, el Papa aislado; parte de la jerarquía dividida en lucha, muchos sacerdotes lanzados al activismo, y falta de oración… La Iglesia como aparece también en el mensaje del (15-IX-92); es la que acarrea grandes penas a la Virgen por lo que sufre, por su cruz, su soledad y abandono…

“…El mensaje al Movimiento del 13-V-91 es una prueba más que es una prolongación más actualizada del mensaje de Fátima: “Hoy os confirmo que éste es el Papa de mi secreto de Fátima, el Papa del cual hablé a los niños durante las apariciones, el Papa de mi amor y mi dolor”.

III  GUARDAR LOS MANDAMIENTOS Y LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS.

“Que no ofendan más al señor nuestro Dios, tan ofendido ya” (13-IX-17). “Rezad, rezad mucho; haced sacrificios por los pecadores, porque muchas almas van al infierno porque no hay quien se sacrifique y rece por ellos”

(13-V-17).

“¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que él os envíe, en reparación de los pecados con los que él es ofendido, y en súplica por la conversión de los pecadores?” (13-V-17).

Estas peticiones de la Virgen de Fátima son como una constante directiva principalmente para los sacerdotes del Movimiento: vivir en gracia, no pecar, ser víctimas reparadoras, “que observen los mandamientos de Dios y pongan en práctica cuanto mi hijo Jesús ha enseñado para ser auténticos seguidores. Así es como serán ejemplo para todos. Han de serlo especialmente en un austero modo de vida, repudiando unas modas cada vez más provocativas y obscenas, combatiendo toda difusión de prensa y espectáculos inmorales, y toda esta invasión de fango que todo lo anega.

Ejemplaridad y buen apostolado para todos por la pureza, la sobriedad y modestia.

Huyan de los lugares donde se profana el carácter sagrado de la persona. Por medio de ellos retornara mi luz a la gran tiniebla y mi candor inmaculado a tanta podredumbre de muerte” (1-XI-73).

Pero anterior a ésta, tenemos la locución del 24-VIII : “Su vida, alma, inteligencia, corazón, el bien, el mal que han hecho, los defectos que tienen: todo es mío, todo me pertenece. Mi Corazón Inmaculado es horno de purísimo fuego: todo lo quema, todo lo consume, todo lo transforma”, responderme con vuestro sí a cuanto os he pedido en Fátima para la salvación del mundo… con vosotros empezaré mi  “obra”(4-I-75). Así la Virgen personalmente nos une a nosotros miembros del Movimiento Sacerdotal Mariano, con Fátima. Somos prolongación de su mensaje, de su misión y misterio. Con nosotros pequeños, pobres y limitados, defiende a la Iglesia y al Papa perseguido , maltratado y ultrajado por los pecados de la humanidad:

“Escuchadlo, defendedlo, consoladlo. El ultraje de estos días ha sido contra su persona y las injurias que cada vez aumentan contra él, como amargan mi Corazón de Madre. hasta sus pies ha llegado esta ola de fango. Pero vosotros habéis de ser el dique a los pies del Pastor angélico… por mi especial intervención y por medio de vosotros esta oleada de diabólica rebelión y fango desencadenada contra el Papa, será frenada a sus pies, y brillará ante todos intacta su cándida persona en toda su grandeza”. (11-II-76)

Las armas del Movimiento son las mismas de Fátima. A las ya numeradas añadiremos como esenciales : la plegaria, el Rosario, la penitencia y sufrimiento, los cenáculos, el libro.

1.- LA ORACIÓN

“Para vencer las batallas que se acercan, quiero daros un arma: la oración. Olvidad cualquier otra cosa y habituaros a usar esta arma. Han llegado ya los tiempos decisivos, ya no hay tiempo para cosas vanas y superfluas. Ya no es tiempo de discusiones inútiles, ni es tiempo de chácharas y proyectos: este es tiempo de plegaria” (19-XII-73). “Para combatir y vencer estos males que amenazan sumergir a la humanidad entera, vosotros tenéis que recurrir a la potente arma de la oración” (7-X-86).

¿Habrá acaso en el Libro una sola página que no hable de la oración? Ni una sola!, a partir de la aparición del Angel, en su primera aparición “Rezad conmigo” (agosto 1916), hasta las últimas del 1925 y 1929: “Son tantas las almas condenadas por los pecados cometidos contra mí, que vengo a pedir reparación, sacrificio y oración por esta intención” (13-VI-29). Para los miembros del Movimiento Sacerdotal Mariano, tiene importancia esencial la Misa: …”celébrese bien, sea vivida”… y la liturgia de las horas…. “que debe ser como un reclamo a la consagración de cada momento de la jornada”. (20.V.74).

Los mensajes de la Eucaristía “Jesús en la Eucaristía” (14-V-79), “Jesús Eucarístico” (31-III-88), “Madre de la Eucaristía” (8-VIII-86), y “No sólo de pan” (26-II-91) nos manifiestan las intenciones de la Virgen: “Transformaros a todos los sacerdotes del y según el Corazón Eucarístico de Jesús”…… “La Eucaristía volverá a ser el corazón y centro de toda la vida de la Iglesia”, vértice de nuestra plegaria”… “aunque en estos tiempos las tinieblas oscurecen hasta los tabernáculos: tanto vacío hay en torno, tanta indiferencia, tanta negligencia”…, “y la Iglesia está íntimamente herida por las comuniones sacrílegas”.

En Fátima la Eucaristía constituye el núcleo central del mensaje de vida. Fue en el año 1916 cuando el Angel dio la primera comunión a los pastorcillos y les enseño la oración : “Santísima Trinidad” como oración de reparación y adoración eucarística; y en la aparición del 10-XII-25 la Virgen invitó a la comunión reparadora de los cinco primeros sábados. También en esto Fátima y el Movimiento están ligados con íntimos lazos.

2. EL ROSARIO

En todas las apariciones de Fátima la Virgen recomienda el Rosario, y recuerda: …“Soy la Virgen del Rosario; que continúen siempre el rezo del rosario en familia todos los días” (13-X-17). La locución del 1-XI-73 extiende y amplia el concepto : “recen todos los días el Santo Rosario afín de que se apresure mi gran retorno”.

“Sea el Rosario el arma potente de estos tiempos. El Rosario os lleva a la paz. Con esta oración vosotros podéis obtener del Señor la gran gracia de la transformación de los corazones, de la conversión de las almas, del retorno de la humanidad a Dios, por la senda de arrepentimiento, el amor y la divina gracia y la santidad” (7-VIII-86). Esta enumeración de los efectos que produce en el alma esta arma del Rosario, nos dice que es el medio más apto para afrontar la venida del Reino de Cristo. Venida que estará precedida de grandes padecimientos para purificar la Iglesia y el mundo: sufrimientos de confusión general (28-I-79), de indisciplina (3-III-79), de división (11-III-79), de persecución a la Iglesia (3-III-79):…”y para colmo se ha desencadenado la tempestad predicha por mi en Fátima” (3-III-79).

3. PENITENCIA Y SUFRIMIENTO

Impregnada está toda Fátima de este mensaje: “ofreced constantemente al Altísimo oración y sacrificio. De todo aquello que podáis, ofreced un sacrificio a Dios en acto de reparación”…(verano 1916) son palabras del Angel. La misma Virgen introducirá y guiará a los videntes en la escuela del sufrimiento. Pedirá a los dos niños más pequeños la vida; pedirá el ofrecimiento de su soledad a Lucía, el dolor y pena del rechazo de su madre y otros familiares.

En la misma escuela formará la Virgen a los sacerdotes del Movimiento oposición, persecución, desprecios, humillaciones de todo tipo y en fin el derramamiento de la propia sangre, serán su propio sustento…

Especialmente significativos son los mensajes: “Te doy la alegría de la cruz” (23-III-74) y “seréis perseguidos” (12-XI-88). “Ofrézcanme estos mis hijos, todos sus padecimientos, todas las incomprensiones, todas sus dificultades” (1-IV-74). “Yo debo prepararlos para este inefable y doloroso momento: deberán como mi Hijo, ser inmolados sobre la cruz para la salvación del mundo” (19-XI-74). “La calzada por donde quiero conducir a mis hijos predilectos, los sacerdotes consagrados a mi Corazón en el Movimiento, es la de la cruz… recorredla conmigo” (28-III-75).

Vivir sobre el altar del sufrimiento, la penitencia, la oración y la obediencia a todo cuanto Ella pide a los sacerdotes, docilidad a la Iglesia: ahí está lo que poco a poco conduce a los cambios que despiertan al mundo.

Si el 7-X-86 decía: “Ya no debéis decir más: ¡Pero si siempre y en por doquier todo permanece como antes, nada cambia!. No es cierto, hijos míos predilectos. Cada día en el silencio del recogimiento y el silencio escondido, la celestial Madre combate su batalla contra el adversario y trabaja, por medio de signos y manifestaciones tan extraordinarios, para cambiar el corazón del mundo. Si efectivamente nos amaestraba así, era para prepararnos para el año 1989, año de la caída del muro de hierro, telón de acero, con todas sus consecuencias.

Otra parte de las profecías de Fátima se iba cumpliendo; “es en vosotros donde yo me manifiesto Profeta de estos últimos tiempos” (26-VI-91); la nueva era os espera…” (15-VIII-91), para ser en ella “los apóstoles de la nueva era… tras tantos años de esclavitud comunista (de la cual)… logré yo la gracia de liberación, como os había ya preanunciado” (3-IX-91).

4. LOS CENÁCULOS

Fueron ya proclamados 2.000 años antes por el mismo Jesús: “Cuando dos o más se reúnen en mi nombre, yo estoy en medio de ellos” (Mt.18,20).

La Última Cena fue un Cenáculo. No lo sabían ellos. La espera del Espíritu Santo para Pentecostés, fue un Cenáculo. Los encuentros seguidos de oración de los pastorcillos de Fátima fueron Cenáculos, ellos lo ignoraban reunidos en nombre de María, recitando el Rosario y cantando al Señor y a la Virgen en los campos de los pastores, estaban viviendo un Cenáculo. La Virgen los nutría, los formaba, e hizo que la escasa relación y hasta cierta indiferencia, que existía entre ellos cuando eran únicamente parientes, llegase a convertirse en amor profundo.

Esta metodología de la vida espiritual de la Virgen, la ha donado como uso y don al Movimiento. Está totalmente desarrollada en el mensaje del 17-I-84: “Cuando dos o más sacerdotes del Movimiento han sido unidos por mi, yo permanezco en medio de ellos. Yo en persona me manifiesto en ellos sobre todo cuando los une la oración… no son preciso muchos: bastan dos o tres… estos cenáculos deben multiplicarse… Ni se precisa organización especial; todo sea sencillo, espontaneo, silencioso, fraterno… ¿ Por que los quiero reunidos conmigo en Cenáculos?”.

La Virgen explícita cuatro motivaciones: “Para estar conmigo, para rezar sobre todo conmigo, para quererse bien y vivir en fraternidad en compañía de la Madre, la mamá; para esperar atentos los momentos decisivos cada vez más próximos”.  No es por consiguiente indiferente reunirse o no en cenáculos de plegaria. La virgen, repito, nos los presenta como su metodología espiritual para nutrirnos, hacernos crecer, hacernos progresar…

5. EL LIBRO

El 17 de julio de 1973 era como una pequeña semilla, “un granito de mostaza”. Hoy arropado con los 484 mensajes, es árbol frondoso en cuyo grandioso ramaje se cobijan a la sombra millares de sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, que basan su meditación, reflexión y lectura espiritual de este Libro.

La historia de un “Libro” como instrumento profético para conocer los misterios de Dios, tiene antecedentes bíblicos muy concretos. Creo que vale la pena recordar, por la semejanza de las circunstancias,  todo el texto de Ezequiel 2,1-10; 3,1-3: “La voz me dijo : “Hijo del hombre ponte en pie, que voy a hablarte. El espíritu entró en mí, hizo tenerme en pie; y oí al que me hablaba. Hijo del hombre yo te envío a los israelitas, a la nación de los rebeldes, que se han rebelado contra mí. Ellos y sus padres han sido contumaces hasta el mismo día de hoy. Son hijos de cabeza dura y corazón empedernido; a ellos te envío para decirles: Así dice el Señor”. Escuchen o no escuchen porque son casa de rebeldía; sabrán que hay un profeta en medio de ellos. Y tú, hijo de hombre no les tengas miedo, ni tengas miedo de sus palabras si te contradicen o te desprecian; y si te ves sentado sobre escorpiones no les tengas miedo, no te asustes, son casa de rebeldía; les comunicarás mis palabras escuchen o no escuchen porque son raza de obstinados. Y tú hijo de hombre, escucha lo que voy a decirte, no seas rebelde como esa casa de rebeldía… Abre la boca y come lo que voy a darte. Yo miré una mano tendida hacia mí, tenía dentro un libro enrollado. Lo desenrolló ante mí, estaba escrito por anverso y el reverso; estaba escrito: “Lamentaciones, gemidos y ayes”. (Ez. 2,1-10).

Y me dijo, hijo de hombre, come lo que se te ofrece, come este rollo y ve luego a hablar a la casa de Israel. Yo abría la boca y me hizo engullir todo el rollo, y me dijo: “Hijo de hombre, aliméntate y sáciate de este rollo que yo te doy”. Lo comí y fue en mi boca dulce como la miel. Entonces me dijo: ”Hijo del hombre, vete a la casa de Israel y háblale con mis palabras”. (Ez.3.1-4).

La primera referencia al “libro” aparece en el mensaje del 29-VIII-73; “Cuanto te comunico, hijo, no te pertenece; es para todos mis hijos sacerdotes, que quiero con amor de predilección… Por lo tanto cuanto te he dicho, reúnelo en un opúsculo… que será el medio con el que los atraeré de todas las partes”.

De nuevo el 24-VI-74: “No tengo necesidad de medios humanos. él opúsculo mismo es únicamente un medio para la difusión del Movimiento. Es un medio importante que he elegido y aunque pequeño servirá para dar a conocer a muchos mi obra de amor… Pero adherirse depende sólo de una correspondencia esencial que concedo personalmente a cada uno. Esta gracia puedes lograrla con la oración… con el amor, con tu sufrimiento, hasta con toda tu imposibilidad de hacer…”

Más adelante irán viniendo otras referencias al “Libro”: “Mi libro” cuantas dificultades ha encontrado, más cuanto bien ha hecho…

¿Cómo debe leerse este “Libro”? Con la simplicidad y sencillez de un niño. El no pregunta por qué habla o cómo habla o a donde va con sus palabras. Ama, escucha y hace cuanto dice… Así debe ser en vosotros… ¿Qué digo en mi libro? Trazo una senda sencilla y hermosa, pero difícil (oh! qué difícil) que es preciso patear si  queréis vivir la consagración”  (21-VIII-84). Indudablemente este es el mensaje más amplio y profundo referente al “libro”. De cuanto he dicho queda claro que la Virgen se presenta como dueña del libro: “Mi libro” que es una gracia tropezarse con él en la vida; que no todos aprovechan de esta gracia; que los que lo acojan serán conducidos por veredas sencillas y bellas, pero llenas de sufrimientos; cuyo contenido no es novedad: es la Buena Nueva: “Os digo las cosas que más queman en mi Corazón, las mismas que Jesús ha dicho en el Evangelio, que hoy debe vivirse cada letra… Así es como os llamo al ejercicio, la práctica cada vez más perfecta de la caridad”. (1-I-84).

De esta forma, “el libro” resulta un manual de profunda espiritualidad; no para ser leído una vez y luego arrinconarlo hasta el próximo mensaje, sino para rumiarlo lentamente, en forma de asimilarlo en tiempo oportuno. Tampoco es un catálogo de catástrofes. Todas se escriben en “condicional” de las advertencias bíblicas o dadas por la Virgen en Fátima: “Os prevengo de los castigos: recordad empero que en cualquier momento todo, puede ser cambiado con la fuerza de vuestras preces y penitencia reparadora”. (21-I-84).

Hay un episodio en el A. Testamento que puede ser esclarecedor; es la historia de Naamán, este hombre poderoso, pero leproso. Por la indicación de una esclava, fue al profeta Eliseo. El profeta no lo recibió, le ordenó lavarse siete veces en el río Jordán “y la carne quedará limpia”. Naamán se irritó porque el profeta no lo había recibido personalmente y por el consejo de bañarse en el Jordán. Acaso el Abana y Farfarios de Damasco no eran mejores?. Fueron sus servidores los que le dijeron: “Padre, ¿ si el profeta te hubiera pedido cosas difíciles, no las harías?… El bajó al Jordán se baño siete veces… y su carne quedo como la de un niño” (2.R.2).

Seguramente Naamán tenía razón; los ríos de Damasco eran mejores que el Jordán. Más su valor estaba en que Dios por la palabra del profeta lo transformó en instrumento de curación.

Libros hay más grandes, más importantes y profundos que el “libro”. Pero el valor de éste está en que nos lo da la Madre para alimentarnos, guiamos, iluminarnos… “El libro” es la voluntad de María : ésta es su fuerza y su valor. El “libro” nació para desarrollar cuanto la Ssma. Virgen dijo en Fátima, que, sumado todo, se expresa en tres minutos. No es un tratado sistemático de teología; pero en el la Virgen ha presentado a sus hijos para formarlos, nutrirlos; Las principales verdades de la historia de la salvación, destacando particularmente las verdades más oscuras en estos tiempos. También en esto Fátima es “fuente” y los mensajes para el Movimiento son río que fluye mansamente en purísimas aguas. En la “fuente” de Fátima tenemos enseñanzas de la Ssma. Trinidad, del amor del Verbo Encarnado y Salvador, del amor de su Madre y nuestra; no menos que la verdad de la Eucaristía; sobre los ángeles, sobre las virtudes teologales, la adoración y reparación; sobre la Comunión de los Santos; sobre la liturgia, la religiosidad popular, con toda la escatología: muerte, juicio, infierno y gloria; la Iglesia, el Papa, la devoción a los Santos, el valor de la limosna, de las procesiones y los templos, el Apocalipsis, los mandamientos, los pecados y la Evangelización.

Fátima por tanto anticipó al principio de siglo todo aquello que el secularismo y racionalismo lo habrían de manchar y oscurecer…

Fátima ha sido profecía, más también “apertura”(quitar el velo = descubrir) de la transcendencia, porque nosotros nos acercamos a ella.

Los mensajes para el Movimiento son el desarrollo y la presentación sencilla de la misma transcendencia. todas las páginas del “libro” muestran y aclaran a plena luz las verdades enumeradas en Fátima.

Hay sin embargo una verdad puesta de manifiesto en Fátima, que en el “libro” no ha tenido más desarrollo ulterior. A mi parecer fue así porque no era necesario; dado que en Fátima se hallan expuestos los pequeños detalles. La doctrina sobre el infierno en si mismo, no se halla en un mensaje completo dedicado a él. Viene aludido; se advierte de no caer en él, se habla de su transcendencia y del poder de Satanás que puede hacernos caer en él, que acecha contra el bien, que destruye, ataca y asalta. (27-X-80) : “Mira como mi adversario ha logrado extender su dominio arrastrando a mis hijos a vivir sin Dios, seduciéndolos con el veneno del ateísmo y el neopaganismo…(15-IX-92) (pp.859-96).

Pero es más: en Fátima el mismo infierno es mensaje y visión: “Sacrificaos por los pecadores y decid muchas veces, sobre todo cuando hacéis algún sacrificio: “Jesús, por vuestro amor, por la conversión de los pecadores y en reparación de los pecados cometidos contra el Corazón Inmaculado de María”. Al decir estas palabras, narra Lucía, abrió de nuevo las manos como en los dos meses precedentes. El foco de luz proyectado pareció penetrar en la tierra, y nosotros nos veíamos como dentro de un gran mar de fuego. Dentro de este mar estaban sumergidos, negros y ardientes, los demonios y las almas en forma humana, como carbones transparentes. Sostenidas en alto por las llamas, caían de todas partes como chispas de grandes incendios, sin peso, ni equilibrio, entre gritos y lamentos de dolor y desesperación que hacían temblar de espanto. Fue seguramente esta visión cuando yo di un grito de horror que aseguran haber oído.

Los demonios parecían distinguirse de las almas humanas por sus formas horribles y repulsivas de animales extraños y espantosos, pero transparentes como carbones rugientes. Esta visión duró sólo un instante y debimos agradecer a nuestra afectuosa Madre del Cielo que nos había anticipado la noticia de llevarnos al Cielo; de lo contrario creo que hubiéramos muerto de terror y espanto.

Por eso como pidiendo auxilio a la Ssma. Virgen alzamos los ojos y ella nos dijo con afecto y tristeza : “Habéis visto el infierno, donde van a parar las almas de los pobres pecadores… Para salvarlos, el Salvador quiere instaurar en el mundo la devoción a mi Corazón Inmaculado. Si se realiza cuanto os digo, se salvarán muchas almas y vendrá la paz”(13-VII-17).

Después de esta lectura de las memorias de Lucía parecería imposible que esta verdad pudiera hallarse eclipsada en la Iglesia; sin embargo es así. Precisamente poco tiempo hace, hube de confesarme de haber predicado íntegramente la fe católica; en efecto me di cuenta de que en los 39 años de mi sacerdocio, jamás había predicado una meditación completa sobre el infierno.

Si, lo nombraba; sólo lo citaba, pero nunca había expuesto la doctrina completa sobre esta verdad fundamental. (Si lo examináis… tal vez alguno haya cometido el mismo pecado). La existencia del infierno es de revelación divina; lo mismo que su eternidad. Es contraria a la fe la doctrina del “universalismo” esto es, que todos se salvan; y que un día el infierno acabará; o que después de un tiempo de castigo, se podrá pasar al Cielo.

Hay en cambio una verdad latente en Fátima de gran consuelo, y que tiene gran desarrollo en los mensajes del Movimiento; la Comunión de los Santos. Esto es: la maravillosa interrelación entre los tres momentos de la única Iglesia: militante, purgante y triunfante. (2-XI-92).

La Iglesia militante, peregrina, contempla, lucha, espera la felicidad eterna. Pero la Virgen nos enseña que tanto desde el Purgatorio como desde el Cielo, los elegidos se abren a nuestras necesidades y toman parte y se ocupan de nuestra historia dolorosa y nuestro peregrinaje. Historia dolorosa y romería y peregrinar pascual; del sufrimiento y destierro a la alegría, de la muerte a la vida. (13-X-92).

Aparecida en Fátima, os he enseñado a orar así a Jesús : “Lleva al Cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia… Yo os amo a todos… Fijaros en mis ojos misericordiosos… Para daros una señal de mi presencia y ofrecer un apoyo seguro a vuestra vida… Yo os doy aún mis mensajes, que os otorgan la certeza de que os sigo y estoy con vosotros, que convivo con vosotros…”

Así se manifestó en Fátima en 1917.

Así está presente en el Movimiento.

Los mensajes del “libro”, recibidos en Fátima, o en el aniversario de las apariciones de Fátima, o en los primeros sábados, llegan a 52. No son meras coincidencias: El Movimiento está en Fátima y Fátima en el Movimiento.

 

30-6-1993

VALDRAGONE  DE  SAN  MARINO,

Ejercicios Espirituales de sacerdotes, M.S.M.

Mons. Ruben H. di Monte

Obispo de Avellaneda (República Argentina).

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