La más alta forma de oración

La más alta forma de oración

La forma más alta de oración:

La Contemplación para aquellos consagrados

Al Corazón Inmaculado de Maria en el M.S.M.

Consecuencias que derivan de la oración de Contemplación

En la oración tenemos la experiencia de Dios Mismo. Nosotros vivimos en contacto con Él. “Los que lo miran quedarán radiantes de gozo”. (Sal 34). Una estufa encendida radia calor. En oración, encontramos que aún en la tierra, podemos tener una maravillosa plenitud. En el futuro, la visión beatífica será completa: “Disfruta pensando en Dios y te dará lo que pida tu corazón”. (Sal 37,4). “Pero, mi bien es estar junto a Dios”. (Sal 73). Aquellos que siguen a Dios son más felices: aún en el sufrimiento, porque son felices en Dios. El día entero viene a ser una oración continua, y un permanente despertar en Dios, aún cuando estén trabajando: “En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti” (63,7). “Mis ojos están siempre fijos en mi Dios” (Sal 25,15). En (Lc 18,1) Jesús habla de la necesidad de orar siempre, sin desfallecer. Veremos la realidad como es actualmente, como en un espejo de lo divino. Pablo VI hablaba de San Francisco diciendo: “Él encontró en la creación el brillo radiante  de la divina gloria”.

Nuestra consagración a la Madre Bendita, nos lleva a una profunda vida de oración, y a la oración de contemplación. Este es el único camino de ser como Dios quiere que seamos:

“Realizo los más grandes prodigios en el desierto donde me encuentro. Los realizo en el silencio, en el ocultamiento, para transformar el alma y la vida de aquellos hijos míos que se han confiado completamente a Mí”. (14/6/1980).

Todo esto también es la verdad en nuestro apostolado;

“Deja también que, a través de ti, sea yo la que actúe. Para ello ¡cuan necesario es morir a ti mismo! (21/7/1973). Cuanto más estemos absortos en Dios, más podremos ayudar a otros. Von Baldassar dice: “El que no escucha a Dios, no tiene nada que decir al hombre”. Juan Pablo II escribió:

“La intimidad divina con Cristo, en el silencio de la Contemplación, no nos mantiene alejados de nuestro prójimo, al contrario, nos hace más atentos, y abiertos al goce y al sufrimiento del hombre, y ensancha nuestros corazones a las dimensiones del mundo. A través de la adoración, los misterios cristianos contribuyen a la transformación radical del mundo, de esparcir el evangelio. Cada persona que reza a la Sabiduría, lleva al mundo entero con él y lo levanta a Dios”. Nosotros sabemos que de los ejemplos de lo Santos como San Juan Vianney, Nuestra Madre Bendita dice:

“Hoy quiero rociaros a todos vosotros con el suave perfume de la pureza, de la humildad, de la sencillez, del silencio, de la oración, de la docilidad, de la obediencia, de la contemplación.

Entonces también vosotros difundiréis el perfume de Cielo de vuestra Madre Inmaculada”.  (15/8/1986).  

Benedicto XVI en su encíclica, “Deus Caritas Est”, anota que el Papa Gregorio “El Grande”, interpreta la visión de cuando el Patriarca Jacob, vio en un sueño la escalera que alcanzaba el Cielo, y los Ángeles de Dios iban ascendiendo y descendiendo.

“El buen pastor, debe estar enraizado en la Contemplación. Sólo de esta manera, puede hacer posible de llevar a cabo la misión de ayudar a otros y así mismo…(San Gregorio). También señala el ejemplo de Moisés, que entraba en el Tabernáculo, una y otra vez, quedándose en un intimo diálogo  con Dios, de esta manera, cuando el salía de la tienda, podía estar al servicio de su gente. Dentro de la tienda él se recogía en una oración contemplativa, mientras fuera de la tienda, estaba completamente comprometido, para ayudar aquellos que sufrían.

El  libro de los Mensajes repite de vez en cuando estas enseñanzas.

¿Cómo aprendemos a desarrollar una vida de oración contemplativa?

Técnicas y métodos no son los principales ingredientes para una vida de oración que nos lleve al suceso.

La Sagrada Escritura, no dice una palabra acerca de los métodos de oración o como

meditar. Esto es también lo que los expertos en la oración de Contemplación dicen.

En todo caso, la oración es un amor vivido con Dios, antes de cualquier cosa.

Jesús en el Evangelio, nos da algunas condiciones para orar: el principal ingrediente para aprender a orar es vivir el evangelio totalmente, y generosamente.

1) Debemos vivir en una comunidad de amor, en la familia, en el trabajo, en el convento, en la Rectoría. Si nosotros no nos amamos unos a otros, no tenemos vida de oración: “Si tu traes tu ofrenda delante del altar…(Mt 5, 23). Nuestra Madre Bendita dice:

“Nunca como en estos tiempos es tan necesario vivir el mandamiento nuevo dado por Jesús la tarde del Jueves Santo en su Última Cena: “Amaos los unos a los otros como yo os he amado”. Venid pues, juntos, a Mí, para que os pueda conducir a Jesús en el Sacramento Eucarístico, que os espera en su silenciosa inmolación, realmente presente entre vosotros en todos los tabernáculos de la tierra”.  (11/2/1983)

2) Debemos resolver el problema del ruido:

  1. Ruido interior: nuestras inclinaciones a cosas, como prestigio o placeres.
  2. Ruido exterior: la Madre Bendita dice:

“Vivid alejados del ruido y del bullicio, de los gritos y del alboroto, del que cada vez estáis más rodeados. Mantened vuestra quietud interior en un silencioso coloquio con Jesús y con vuestra Madre Celestial.

No participéis en espectáculos profanos… No malgastéis el tiempo delante del televisor, robando así preciosos momentos a la oración y a la escucha de mi palabra”. (19/3/1984).

“Que un silencio profundo rodee el gran bullicio de palabras y de imágenes que hoy llena el mundo entero. La oración del corazón os lleve a un diálogo continuo con el Señor Jesús”. (24/12/1991).

En otras palabras, tenemos que crear soledad a nuestro alrededor. La Contemplación está infundida. Debemos ser receptivos. Dios Mismo no fuerza a nadie.

“Dios es manso. Tiene buenas maneras, al usar lenguajes humanos. Él  no fuerza Su Voz más alta que otras voces”.

3) “Debemos ser despegados de apegamientos egoístas”. Tenemos que hacerlo si queremos una vida profunda de oración. Antes tomábamos nota de la parábola de la siembra y la semilla:  Jesús nos dice que preocupaciones, riquezas y placeres de la vida aleja Su Presencia de nosotros. Esto es también lo que la Madre quiere de nosotros:

Un corazón sacerdotal debe ser manso y humilde, misericordioso y sensible, puro y compasivo, abierto, como un cáliz, al amor de Dios de manera exclusiva y total, y después de haberse llenado del amor divino, despedir de sí llamas de inextinguible caridad a todos los hermanos”. (27/3/1986) 

Necesitamos pasar mucho tiempo en oración. Nuestra Madre Bendita habla de esto casi en cada página de su libro: “Orad, orad, orad vosotras, almas por mi elegidas, tan maternalmente preparadas por Mí. Sobre todo, vosotros, mis sacerdotes: abandonad las cosas vanas y superfluas. Éstos son momentos de emergencia: es preciso que viváis sólo Conmigo, en Mí, por Mí”.(1/12/1973).

“Conmigo te quiero en la oración. Son momentos estos, tan importantes y graves, que requieren de mis sacerdotes mucha, mucha oración. La oración de mis sacerdotes es necesaria para la salvación del mundo”.  (20/5/1974).

Jesús pasaba muchas horas para estar con Su Padre. Él, es nuestro Maestro y su Mensaje es claro: El Padre Supremo es número uno. Por tanto, comunicarnos con Él  es nuestro único deber. San Francis Borgia, antes de entrar en el Seminario, se levantaba todos los días a las 4 horas de la mañana y oraba hasta las 8 horas, iba a misa y oraba hasta las 9.30 horas.  Santo Tomás Moro que estaba casado con hijos, y Canciller de Inglaterra, oraba desde las 2 horas de la mañana hasta las 6 horas. En otras palabras, lleva mucho tiempo para alcanzar la oración de Contemplación.

El nuevo testamento dice repetidamente que hay una cercana conexión entre sufrir con mucho amor, y crecer en nuestra comunión con Dios: “En verdad, en verdad os digo si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere da mucho fruto”. ( Jn 12, 24).

Decía a todos: “Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”. (Lc 9, 23). No hay persona que tenga una avanzada vida de oración, una profunda comunión con Dios, que no haya sufrido mucho. Tenemos que ser como Jesús, que se ofreció a Dios como holocausto para la salvación de la humanidad. Nuestra Madre Bendita fue muy práctica cuando Ella trajo a los niños de Fátima a una gran unión con Dios, preguntándoles si decían “sí”, a sufrir mucho. El M.S.M. continúa el mensaje de Fátima. Ella nos pregunta:

-¿Queréis también vosotros ofreceros como víctimas al Señor, sobre el altar de mi Corazón Inmaculado, por la salvación de todos mis pobres hijos pecadores? Si acogéis esta mi invitación, deberéis hacer cuanto ahora os pido.

Orad cada vez más, especialmente con el Santo Rosario. 

Practicad con frecuencia horas de adoración y reparación Eucarística.

Acoged con amor todos los sufrimientos que el Señor os mande.  (15/9/1989).

6) No debemos estar entregados a las cosas de este mundo, debemos tener un estilo de vida de oración. No debemos poner el centro de nuestra vida en este mundo, pero en Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo: “¿Quién subirá al monte de Yahvé? ¿quién podrá estar en su recinto santo?  El de manos limpias y puro corazón, el que no suspira por los ídolos”.    (Sal 24,3).

San Agustín dice: “Para orar bien, debemos vivir bien”. Todos los mensajes hablan de esto. También nosotros nos comprometemos en el acto de Consagración:

“Nos comprometemos también , a realizar en nosotros, aquella interior conversión tan requerida por el evangelio, que nos libre de todo apego a nosotros mismos, y a los fáciles compromisos con el mundo, para estar, como tú, siempre dispuestos a cumplir, sólo, la voluntad del Padre, a un austero modo de vida, que sirva a todos de buen ejemplo”.

¿Qué hacer con las distracciones? Esto es normal. No debemos estar descorazonados. Irá desapareciendo cuando nuestra oración esté más avanzada en Dios. Las distracciones no prueban que nuestra oración falle. Deberíamos estar en calma, y pacientemente  hacer lo que podamos para alejarlas de nosotros. Un escritor dijo: “La prueba decisiva de la preparación para orar no se asienta en el orador mismo, pero en la vida previa a orar”.

Dificultades en la oración de Contemplación

Tenemos que aceptar un escenario transitorio. Sabemos, que fácil es la Meditación. Cuando comenzamos la oración de Contemplación, sentimos un vacío, porque esta oración esta infusa por Dios, y no controlada por nosotros. Debemos examinarnos si es un vacío real o uno aparente.

  1. Un vacío real: cuando no vivimos todo el evangelio, cuando somos mediocres. Recordemos el mensaje a la Iglesia de Sardes:

“Conozco tu conducta : tienes nombre de quien vive, pero estás muerto. Ponte en vela, reanima lo que te queda y está a punto de morir. Pues no he encontrado tus obras llenas a los ojos de mí  Dios. Acuérdate, por tanto, de cómo recibiste y oíste mi Palabra: guárdala y arrepiéntete”.  (Ap 3, 2-4)

La Madre Bendita tiene este Mensaje:

“La conversión que os pido es la que Jesús os pidió en su Evangelio. Alejaos del camino perverso del mal, de la soberbia, del egoísmo y del pecado.

Ante todo ofrecedme la penitencia interior, que debéis ejercitar para llegar al dominio sobre vosotros mismos, sobre vuestras pasiones, y llegar a ser verdaderamente dóciles, humildes, pequeños, disponibles a mis designios.

Luego, ofrecedme la penitencia silenciosa y cotidiana, que se deriva de hacer bien, en cada circunstancia de vuestra vida, la sola voluntad del Señor, con el humilde, fiel y perfecto cumplimiento de todos vuestros deberes.

Vuestra sonrisa, serenidad, calma, paciencia, la aceptación, el ofrecimiento, son verdaderas y silenciosas penitencias…Os pido también la penitencia exterior, que se ejerce siempre en el control de las pasiones y en la mortificación de los sentidos, en especial la de los ojos, la lengua, los oídos y la gula”.

“Si camináis por esta senda que os trazo, entonces el Señor bendecirá los días de vuestra vida y os llevará a la paz del corazón y a la pureza del alma”.  (4/3/1987).

  1. Un vacío aparente: parece que estás vacío, pero lo estás haciendo bien.
    1. Por esto, comprendes que no puedes hacer más una meditación razonada, no te sientes de hacerlo nunca más, porque algo  mejor te ha sido dado. Encontrarás una fuerte atracción hacia Dios, algunas veces maravillosas, algunas veces anhelo por Él, y a veces te sientes muy árida. También comprendes que es algo que tú produces. Te es dado a ti por Dios mismo.
    2. En el comienzo, esta  Presencia de Dios es muy delicada, casi no perceptible. En este periodo, hay muchas distracciones, pero tú te quedas fiel en este viaje, aún cuando empiezas a sentirte vacío de pensamientos humanos, ideas e imágenes. Algo mucho mejor está alimentándote, pero tú  todavía no lo ves.
    3. Una preocupación te concierne de no darle a Dios suficiente; pero, no puedes señalar con tu dedo, que es lo que te sostiene. Recuerda también, que Dios trabaja muy despacio,  Déjale a Él hacer su trabajo. En el comienzo, tienes que quedarte en paz, aún así, que tú no sientes que estás orando. Quédate fiel a orar, no porque sientas que Dios está cerca de ti, pero porque tú lo amas. En otras palabras, nosotros estamos viviendo las virtudes teologales de Fe, Esperanza y Caridad. Al mismo tiempo, te das cuenta que estás corrigiéndote de  muchas imperfecciones, y estás creciendo en paciencia, humildad, amor a tú prójimo, y la castidad. Nosotros los del M.S.M. comprendemos esto aún más, porque la Virgen Maria nos está formando por años. Escuchen lo que Ella dice en el primer año de sus Mensajes:

“Sacerdotes míos predilectos: os quiero así totalmente abandonados a Mí. No penséis ya en vosotros mismos; dejaos todos llevad por Mí. Todo el que se ha consagrado a Mí me pertenece totalmente y no puede en ningún momento de la jornada disponer de sí libremente.

Que se entreguen a Mí como niños haciéndome donación de todo y renunciando al apego de cualquier cosa, aunque bella , honesta, aunque virtuosa, pero que no sea Yo Misma. Les haré entender como deberán despegarse de todo y vivir sólo para mi Jesús”.  (29/7/1973).

El crecimiento espiritual es más fácil para aquellos Consagrados al Corazón Inmaculado de Maria, y para aquellos que escuchan a la Madre:

“Puesto que yo los llamo a ser grandes en el amor, en la santidad, en el heroísmo, ellos deben volverse lo más pequeños…Hijos míos, dejaos formar y trabajar por Mí. Sin que vosotros mismos o los otros se percaten. Yo os transformaré completamente, os daré grandes dones de amor..”. (11/3/1974)

¿Cómo la oración de Contemplación comienza?

Una persona, que comienza su oración,  notará pronto ya sea la atención del amor de Dios, o el anhelo árido por Dios: está dado, está allí. No hay nada más que hacer.

Pero un súbito gozo viene cuando también, en silencio, estamos delante de la Cruz o un Icono de Jesús y Maria. La ternura que sentimos es ya el comienzo de la oración de Contemplación. Si alguien encuentra dificultad de tener ese silencio interior, puede leer un pasaje de la Sagrada Escritura, o un párrafo de los Mensajes de la Madre Bendita, y enseguida notaremos la Divina Presencia. Como Juan Pablo II dijo: “Podemos también experimentar verdadera oración de Contemplación recitando el Santo Rosario”.

Para nosotros en el M.S.M. Esto sucede especialmente en un Cenáculo. La Madre Bendita nos dijo muchas veces que Ella está verdaderamente presente durante el Cenáculo:  ¡Y lo que es más importante, que nosotros sentimos Su Presencia! Por eso, durante un Cenáculo, podemos sentir a menudo gozo, paz, y descanso espiritual. Esto debería ser verdad para cada miembro del M.S.M.

Conclusión

Decimos que la Contemplación nos ayuda a alcanzar el objetivo  de nuestra existencia: actualmente, la contemplación es nuestro final, de estar absortos en Dios. “Disfruta pensando en Jahvé, y espera en Él”.( Ps 37,4-7) En el Cielo, estaremos siempre delante del Señor como lo contemplamos a Él en la visión beatífica. También decimos que la Virgen Bendita nos guía al Santísimo Sacramento, y nos enseña a tener la misma experiencia:

“Sacerdotes y fieles de mi Movimiento, id con frecuencia delante del Tabernáculo; vivid delante del Tabernáculo, orad delante del Tabernáculo. 

Sea la vuestra, una oración que se una al canto celestial de los Ángeles y los Santos… (21/8/1987)

Finalmente, decimos que la oración de Contemplación delante del Santísimo Sacramento es la forma más alta de oración. En el Mensaje que hemos visto justo arriba, Nuestra Madre también dice: “Tú debes ir delante del Tabernáculo para recibir los frutos de la oración, y de la comunión de vida con Jesús, el cual desarrolla y madura nuestra santidad”. Justo en 1979 nuestra Madre dice:

“Secundad mi acción que tiende a transformaros interiormente para haceros a todos Sacerdotes según el Corazón Eucarístico de Jesús…Jesús en la Eucaristía volverá a ser el vértice de toda vuestra oración…”.   (14/6/1979).

Fr. Francis Geremia cs

 

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