El misterio del Cenáculo

El misterio del Cenáculo

1ª Parte

En los Mensajes, nuestra Madre nos indica que la morada espiritual de los hijos consagrados a Ella y los encuentros de oración, todo junto es el Cenáculo. Es una palabra elegida por Ella; Ella podría haber elegido otras palabras que describieran nuestros encuentros de oración en Su Movimiento, por ejemplo “encuentros” o “reuniones para orar”, pero Ella no lo hizo. Ella lo distinguió de otros grupos con ese título. (También Juan Pablo II lo usaba como la casa espiritual de la Iglesia).

Recuerdo una hermana religiosa, que organizó un grupo de oración, y me dijo que no era diferente de nuestros cenáculos, los ingredientes eran a menudo similares, al programa del cenáculo. Ellas rezan el Rosario, algunas veces por el Santo Padre; ¡Era la misma cosa! (ella dijo) Eran los dos, grupos de oración…Bueno, ¡pero no! Nuestra Madre dice:

“Por eso es necesario que los sacerdotes de mí Movimiento comiencen a encontrarse, a reunirse. No es necesario que sean reuniones numerosas: aún con dos o tres puede ser suficiente. Éstos encuentros deben Formar Verdaderos y Propios Cenáculos”. (17 de Enero de 1974).

Es un nombre que a la hora de traducirlo dio algunas dificultades. En Rusia, por ejemplo, el nombre original era “gornitsa”, que significa “la sala de arriba”, así que el nombre no significaba más que un lugar, que es la sala de arriba donde tuvo lugar la Última Cena, y los apóstoles se reunieron con nuestra Madre para esperar la venida del Espíritu Santo. Nosotros tuvimos que cambiar esa traducción por “tsenakl”, porque el significado es mucho más profundo que simplemente un lugar.

Le quedó así por una realidad espiritual, modelado sobre aquél primer Pentecostés que tuvo lugar en Jerusalén, pero ahora independientemente, del lugar donde se realiza hoy.

En ésta meditación, me gustaría ver, contigo, esta realidad, que es en el corazón de éste regalo que nuestra Madre nos tiene hecho a nosotros en Su Movimiento.

El Corazón del Cenáculo es Maria

El misterio de Pentecostés, de la gracia de la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles a través de Maria, es una realidad que permanece en la Iglesia, no como un acontecimiento histórico, que empieza y termina aquél día en la sala de arriba hace dos mil años. El Papa Juan Pablo II, cuando escribió “Ecclesia de Eucaristía”, nos dijo que los acontecimientos del Calvario, que en la Eucaristía es el “Memorial”, se queda presente en el tiempo, no como un pasado histórico , en virtud, que en efecto ellos participaron en la “eternidad divina”. Al mismo tiempo, debemos decir de los acontecimientos del Primer Pentecostés: es un misterio perpetuo en la vida de la Iglesia, yendo a ser muy natural, porque la Iglesia es divina como bien, son los humanos, a través de la continua venida del Espíritu Santo, que va a las raíces de la naturaleza de todo tiempo.

En el mensaje del 17 de Enero de 1974, es el mensaje que la naturaleza del cenáculo está desarrollada más completamente, Nuestra Madre nos lleva de vuelta al primer cenáculo y nos describe nuestros cenáculos de hoy: “Donde dos o más Sacerdotes de mí Movimiento se encuentran por Mí, allí está el Cenáculo”.

“En el Cenáculo estaban los Apóstoles con Maria, Madre de Jesús. En éstos cenáculos quiero reunidos a los Sacerdotes de mí Movimiento con Maria, Madre de Jesús  y Madre especialísima para ellos”. (17 de Enero de 1974).

Como para los Apóstoles, también para los Sacerdotes del Movimiento Sacerdotal Mariano que, en unión con los obispos, sus sucesores, son el punto de unidad de nuestros encuentros junto con Nuestra Madre. Ella nos promete que, no importa donde se celebre un Cenáculo, de una gran asamblea a una pequeña, ( y puede ser de más valor inclusive)  si es un cenáculo en familia, Ella está Presente Personalmente. Nosotros tenemos una imagen que representa Su Presencia, porque ésta Presencia es activa, y Ella  está trabajando, como lo hacía en Jerusalén.

“Cuando dos o más están reunidos en mí Nombre, Yo estoy en medio de ellos”, así lo ha dicho Mi Hijo Jesús.

“Cuando dos o más Sacerdotes de mí Movimiento están unidos por Mí, Yo Misma estoy en medio de ellos. Yo Misma con ellos y en ellos me Manifiesto, sobre todo cuando éstos sacerdotes están unidos en la oración”. (17 de Enero de 1974).

Hermanos, Nuestra Madre está aquí.

Nacer

Así, una vez más, lo que es la naturaleza particular, lo que es la función privada del Cenáculo, ¿ es lo que lo distingue de otras reuniones de oración?

Para buscar una respuesta, vamos a escrutar los dos libros escritos para nosotros por San Lucas. Ambos, su Evangelio y su libro de los Hechos de los Apóstoles empiezan de la misma manera: ambos nos hablan del nacimiento de Jesús, de su nacimiento a través de nuestra Madre en el Evangelio, de Su Física Naturaleza Humana y, en los Hechos, en Su Cuerpo Místico, la Iglesia, en Pentecostés.

En cada caso, el nacimiento viene como un acto del Espíritu Santo, (El Espíritu Santo vendrá sobre Ti, Maria) y en los Hechos los acontecimientos que sucedieron a la venida prometida por Jesús, del Paráclito.

En ambos, nuestra Madre Maria es Su canal y el Espíritu Santo viene sobre la Infancia de la Iglesia (Los Apóstoles) a través de Su Maternidad.

Ella no está Presente en los acontecimientos de aquél  primer Cenáculo por casualidad, pero como muy esencial de lo que está sucediendo allí. Ella es la Madre de la Iglesia (la Madre de Jesús y una Madre muy especial para ellos) como hemos leído antes.

A mi me parece que, nombrando nuestras reuniones “cenáculos”, nuestra Madre está indicándonos Su verdadera función y Su lugar en la vida de la Iglesia. Ella está atrayéndonos lo más cerca posible dentro del misterio del nacimiento de la Iglesia en Pentecostés, el misterio perenne, porque en nuestros tiempos, ha llegado el momento de que la inmensa gracia sea renovada.

Ésta es la verdad: cada sacerdote de la Iglesia, sea o no enrolado formalmente en el Movimiento Sacerdotal Mariano está envuelto en este renacimiento; nosotros no reclamamos la exclusividad, pero envuelve a los sacerdotes consagrados al Corazón Inmaculado de Maria de una especial manera; porque ellos deben estar en el Corazón de la Nueva Iglesia.

Estos tiempos

El Movimiento Sacerdotal Mariano fue formado para estos tiempos nuestros, de experiencia de sufrimientos y pruebas de estos momentos en la historia de la Iglesia, y ser una señal de esperanza en el medio de éstos.

Nuestra Madre describe ésta situación:

“Éstos son los tiempos del gran castigo.

La copa de la divina Justicia está colmada, repleta y rebosante. La iniquidad cubre toda la tierra; La Iglesia está oscurecida por la extensión de la apostasía y el pecado”. ( 3 de Julio de 1987).

Uno a veces, escucha voces que hablan de religión y de la Iglesia como antigua, indiferente, casi muriendo. Es por eso que necesitamos una real reconstrucción en su Corazón. Por eso que nosotros hemos nacido, y Nuestra Madre nos ofrece Su  Corazón Inmaculado como el nuevo corazón de la Iglesia:

“Porque mis tiempos han llegado.

Desde éste año, (era el año Mariano), de una manera fuerte y oficial los tiempos de vuestra Madre Celestial comenzarán… Yo quiero salvar a todos mis hijos…Traédmelos a todos porque los quiero a todos dentro del refugio de seguro de mí Corazón Inmaculado”. (3 de Julio de 1987).

“En el más crudo invierno vosotros sois los brotes que se abren de mi Corazón Inmaculado y que Yo deposito sobre las ramas de la Iglesia, para deciros que está a punto de alcanzar su más bella primavera”.  (31 de Diciembre de 1997).

Sí, la reconstrucción ha comenzado. Hay pequeñas señales para aquellos  que desean ver.  En mis viajes de Australia recientemente, donde el secularismo estaba bien  difundido, uno nota señales de retorno estables, con algunos buenos seminaristas y vocaciones, bajo la buena guía de algunos obispos muy inteligentes.

En Rusia también, hay señales de que se avanza rápidamente, aún en el país donde el demonio tenía su nido. Hay pequeñas señales, que uno comprende; pero en algunas pequeñas comunidades que nosotros visitamos, hay muchas indicaciones de vocaciones sacerdotales, y el Seminario de San Petersburgo tiene muchos estudiantes (aunque ese Seminario sirva a toda Rusia).  En aquél país, de una manera muy especial, El Corazón Inmaculado de Maria es el significado de su renacimiento; nosotros todavía esperamos la Consagración pedida por Nuestra Madre en Fátima, pero uno nota que en casi  cada Iglesia Católica la imagen de Nuestra Señora de Fátima o del Corazón Inmaculado está presente.

Si la Consagración oficial no está todavía hecha, los obispos de Rusia han hecho juntos la Consagración de aquél país al Corazón Inmaculado en numerosas ocasiones, en una tuve el privilegio de estar presente.

Pero, debe estar dicho, ellos necesitan el cenáculo.

La Necesidad del Cenáculo

Nuestra Madre nos dio estas dos armas ; la Consagración a Su Corazón Inmaculado y el Cenáculo.

Nosotros posiblemente estemos tentados de decir que, habiendo hecho nuestra consagración, tenemos hecho todo lo que se nos ha pedido.

Cuando se me fue dada la responsabilidad de Inglaterra, no había cenáculos en mi zona, y algunos me dijeron que no era realmente necesario. ¡Completamente lo contrario!

Una vez que hemos hecho nuestra consagración, nuestra vida en el Corazón Inmaculado, empieza ahora. Una semilla ha nacido, pero necesita estar plantada en una tierra fértil y cálida , en orden de crecer y desarrollar. Nosotros los responsables tenemos lista de sacerdotes que nunca vienen a nuestros cenáculos.

Y dicen pertenecer al Movimiento, pero tampoco responden la correspondencia.

Su consagración, en algunos casos estaba hecha, en compañía de otros durante una Misa presidida por el P. Gobbi, o por algún otro, y se hicieron conocer. Quizás, en un momento de entusiasmo o por curiosidad, pero esto no da ningún fruto, porque la consagración no justo para la santificación individual, sino para vivir el espíritu de la Iglesia.

Los cenáculos son la semilla en tierra fértil en la que la consagración se nutre, y en la cual el alma crece en el espíritu de Nuestra Madre.  Ellas crecen a través de la gracia de la Presencia de Maria, que nos abraza dentro de su acto de renacimiento de la Iglesia en Su Corazón Inmaculado, y ellas crecen a través de la acción de quienes se encuentran en Su Nombre, comparten su oración y el espíritu del amor y sirviendo a la misma Madre. Si bien, es verdad que la gracia de haber hecho la consagración continúa en aquellos que no acuden a los cenáculos, no es lo mismo, porque Nuestra Madre nos ha dado los cenáculos como el vehículo de crecer en aquélla gracia, pero si no participamos, perdemos esa gracia. Si no tomamos parte regularmente, debemos preguntarnos a nosotros mismos lo que el Movimiento ha venido a significar en nuestras vidas, si nosotros ignoramos la oportunidad que los cenáculos nos dan, refrescando y renovando la consagración que hemos hecho.

Formando un Cenáculo

Quizás no sabemos de un cenáculo sacerdotal cerca. ¿Esto significa que deberíamos sentir que no es para nosotros? La respuesta es seguramente, “No”.  ¿Porqué no formar uno nosotros mismos?

Los cenáculos no son estructuras formalistas al cual nosotros venimos oficialmente para el Movimiento Sacerdotal Mariano, pero viene más bien, dentro de una existencia  porque los pequeños consagrados a Nuestra Madre desean observar sus deseos de orar como Ella nos ha pedido.  Yo los he hecho en prisión, y he oído de un aeropuerto y una universidad donde los empleados siempre comienzan el día con un cenáculo. Los empleados nos enseñan. Debe ser simple, una expresión del espíritu de la vida de Su vida familiar, como Ella misma es simple, y debemos estar seguros de Su ayuda si nosotros damos nuestro primer paso.

No importa su número, ni el lugar ni la hora.  Un sacerdote o un fiel  puede sugerir a su amigo o vecino de reunirse con él en la oración del cenáculo, y juntos ellos constituyen un cenáculo, bendecidos por la prometida presencia y gracia de la Madre. Vamos a escuchar su descripción:

“Ahora que Mi Movimiento Sacerdotal Mariano se ha difundido por todas partes, éstos cenáculos deben multiplicarse. No hay necesidad de organización: todo debe ser simple, espontáneo, tranquilo y fraternal. Donde dos o más sacerdotes de Mí Movimiento se unidos por Mí, allí está el cenáculo”.  (17 de Enero de 1974).

Como hemos dicho, la amorosa y viva presencia de Maria es el Corazón del Cenáculo y es a lo que Ella nos invita.

Podríamos añadir algo de la duración del tiempo del cenáculo. Obviamente, esto depende de la disponibilidad de los que participan. Para nosotros los sacerdotes, a veces tenemos el tiempo medido. Pero a veces podemos hacer algo más, que el tiempo necesario para los cinco pasos; invocación al Espíritu Santo, cinco decenas de rosario, rezar por las intenciones del Santo Padre, leer un mensaje del libro, meditarlo, y nuestra Consagración al Corazón Inmaculado de Maria, si no podemos hacer más, nuestra Madre y bendecirá el cenáculo.

Ella puede hacer maravillas en un tiempo relativamente corto. Ella es una Madre, no una persona que mira las formas y los tiempos. Pero, sugeriría, que sería mejor dar más tiempo al cenáculo, como fuera posible.

Perdón si hablo de Liverpool, como ejemplo:

Por más de veinte años ahora, tenemos un cenáculo cada mes, con la participación de quince sacerdotes, máximo veinte. Después de encontrarnos, bebemos café, y luego hacemos una hora de reflexión de los mensajes, guiados por uno de nosotros. Seguimos con la concelebración de la Misa con otro sacerdote ofreciéndonos algunos pensamientos de nuestra Madre en la homilía. Después un buen almuerzo (que nos da la oportunidad de la fraternidad), hacemos una hora de adoración, durante el cual rezamos el Santo Rosario, también hay una oportunidad para las confesiones y concluimos con una taza de té (notarás, es claro, que somos ingleses).

Hacemos un día entero de oración y lo más importante, nos da la regular oportunidad de absorber el verdadero espíritu del Movimiento.

¿Porqué el Cenáculo?

Nuestra Madre nos dice porqué Ella quiere que nos reunamos en cenáculos en el mensaje del 17 de Enero de 1974. Debemos prestar mucha atención a esto, mientras que a primera vista puede parecer que éstas son cosas que Ella está pidiéndonos de hacer, mientras que son indicadores de la formación que Ella nos da en el Cenáculo.

Ésta es más bien la ocasión de nuestra Madre de reunirnos dulcemente alrededor de Ella para enseñarnos lo que está en Su Corazón.

La primera razón es, la de quedarse Conmigo. Si nosotros atendemos cuidadosamente el Evangelio, veremos que esto es exactamente lo que Jesús hizo con los Apóstoles, cuando los estaba formando:

“Y él eligió a los doce para estar con Él y los envió a predicar”(Mc.3,14)

Los Apóstoles fueron formados para ser portadores de la buena noticia, no sólo de una doctrina , pero de una Persona que conocen y aman a través de una asociación íntima.

También para nosotros es lo mismo con Nuestra Madre.

El Cenáculo es la ocasión de un encuentro personal con Nuestra Madre y Su Presencia es una ocasión de gracia, pero Ella continúa:

“Para que Yo Misma los pueda nutrir y formar, hacerlos crecer en la perfecta consagración a Mí; para que verdaderamente sean sólo mis sacerdotes y en ellos y por ellos todavía pueda Manifestarme”.

Ésta es una gracia muy especial. Ella nos forma a través de Su Presencia, Sus mensajes, y a través de nuestros hermanos de crecer en Su Espíritu y Manifestarse.

Lo primero de todo, es orar Conmigo, Ella nos dice que nuestra oración se vuelve especialmente eficaz cuando Yo Misma cumplo Mi Misión Materna de interceder ante Dios por todos Mis hijos. La oración del Cenáculo es la oración de la Madre que da poder a aquellos de Sus hijos.

De amarse mutuamente y de vivir en verdadera fraternidad en la compañía de Su Madre.  Es un tema corriente en los Mensajes, en los que nuestra Madre nos detalla una necesidad real entre Sus hijos; soledad, falta de amor entre los sacerdotes, demasiado sentimiento que los margina, especialmente cuando hay divisiones a través de pensamientos y falta de vocaciones, causando que muchos hombres vivan solos.

Nuestra Madre trae a sus sacerdotes juntos a los cenáculos donde ellos están unidos y comparten el amor de la Misma Madre.

Ella nos dice en otro mensaje, que pronto será como si se hubieran conocido de toda la vida.

“Los que vendrán, desde hace tiempo han sido llamados, educados y cultivados por Mí. Se encontrarán enseguida como en su propia casa y les parecerá haberse conocido y amado desde siempre”.   (23 de Septiembre de 1973)

Creo que muchos de nosotros reconocemos la verdad de éstas palabras, por nuestra personal experiencia. La Consagración al Corazón Inmaculado es hecho por nosotros individualmente, pero le pertenecemos juntos.

Nuestra Madre dice que ésta unidad será necesaria antes de los tiempos de la gran prueba:

“Tengo prisa y quiero que los sacerdotes de mí Movimiento se vuelvan a encontrar reunidos antes de la gran tempestad…Para amaros como hermanos, reunidos en torno a la propia Madre. ¡Que dolor siente cada día mí Corazón Inmaculado de Madre al ver que hasta los Sacerdotes hoy no se aman ya, no se ayudan ya! El egoísmo ha sofocado todo arranque de caridad fraterna y en el alma de tantos hijos míos hay sólo hielo y tinieblas.

¡Amaos hijos míos predilectos! Buscaos, unios, ayudaos a ser Sacerdotes fieles: al Papa, al Evangelio, a la Iglesia”.  (28 de Enero de 1975)

Nosotros recordamos que somos hombres célibes, y debemos tener mucho cuidado en no dejarnos caer dentro del egocentrismo e introversión, ¡que es lo contrario del amor! Nuestra Madre nos da la posibilidad de una verdadera unión de amor con los hermanos que tienen nuestra misma mentalidad.

Para esperar los momentos decisivos que son los que nos acercarán más. Sobre la cuestión de fraternidad, decimos que Nuestra Madre desea darnos el coraje en anticipación de la gran tempestad, pero, esto es en el Corazón del Cenáculo.

En el tiempo predicho , el Movimiento tendrá que actuar en unidad para defender la fe y la Iglesia:

“Entonces, el ejército de mis Sacerdotes, por Mí preparados y guiados, deberá salir públicamente para proclamar con coraje y delante de todos, la Divinidad de mí Hijo, la realidad de mis privilegios, la necesidad de la Iglesia Jerárquica, unida con y bajo el Papa, y ¡todas las verdades contenidas en el Evangelio!.. Sean vuestros encuentros verdaderos Cenáculos de vida Conmigo, de oración, de fraternidad , de espera…” (17 de Enero de 1974)

Si un Sacerdote desea vivir la vida de la Consagración entera como lo enseña el Movimiento, los cenáculos son esenciales a menos que las circunstancias lo hagan imposible.

El Cenáculo Permanente

Lo que hemos dicho hasta ahora ha sido en relación con los cenáculos que llevamos a cabo de tiempo en tiempo, como éste , presente ahora, aquí en Collevalenza.

Tenemos límite de tiempo y lugar, naturalmente, y nuestra Madre desea que se multipliquen frecuentemente. Pero deberíamos siempre recordar que son un reflejo de aquél Cenáculo más permanente que estamos invitados a entrar y quedarnos, y que el Papa Juan Pablo II  vio como la morada para la Iglesia. Nuestra Madre parece distinguir esto de nuestros cenáculos estables, como podemos leer en el mensaje del 28 de Enero 1984, donde Ella se refiere al primer cenáculo en Jerusalén y la venida del Espíritu Santo en aquélla ocasión.

“Pero, sobre todo, don de mí Corazón Inmaculado será el nuevo Pentecostés.

Como en el Cenáculo de Jerusalén, los Apóstoles, reunidos en oración Conmigo, prepararon el momento del primer Pentecostés, así en el Cenáculo de mí Corazón Inmaculado(y por tanto en los cenáculos donde os reunís en oración), apóstoles de éstos últimos tiempos, con vuestra Madre Celeste, podéis obtener una nueva efusión del Espíritu Santo”.  (28 de Enero de 1984)

Uno lleva al otro, del ocasional cenáculo, a un lugar más permanente dentro de Su Corazón, para todos nosotros y para cada uno individualmente, que es descrito en otras partes, como el jardín de Su Corazón Inmaculado, en el cual el Espíritu Santo:

“Os cultiva, os adorna con sus dones, os enriquece con todas las virtudes”.( 27 de Julio de 1977)

Ésta es nuestra  casa verdadera, nuestro lugar de encuentro con la Santísima Trinidad (Nuestra Madre nos dice que Ella está en el Corazón de la Divina Trinidad): (14 de Junio de 1980) la casa de Santidad y un cenáculo que es permanente: “Permaneced para siempre en Mí Jardín”.

Parte de lo que hemos dicho de los cenáculos, el énfasis ha estado en los cenáculos de sacerdotes, parte porque estamos aquí en el cenáculo de sacerdotes, pero también (tristemente) porque el número de sacerdotes que regularmente participan en la vida de los cenáculos es pequeño.

Pero debemos recordar que la llamada al Cenáculo abraza también a los fieles laicos, quienes son mucho más activos. Es algo en que, como sacerdotes y pastores deberíamos tener en cuenta, haciéndolo conocer a nuestra gente y ayudar a organizar y darles coraje.

En particular, deberíamos tratar de que se formaran Cenáculos en familia. Ellos son pequeños, pero son dirigidos a ayudar al elemento de la sociedad Católica, que está muy dañada en la presente prueba: la vida familiar. Una vez más, éste es un aspecto de la consagración que podría, en muchos casos, ser vivida más intensamente por los sacerdotes. En cualquier caso, es en los pequeños cenáculos, más bien que en los grandes acontecimientos, que el verdadero espíritu del Movimiento, puede ser aprendido.

Conclusión

Ésta meditación está intitulada el Misterio del Cenáculo. Es así, porque dentro están escondidas las grandes gracias, como el nacimiento nuevo de la Iglesia, un poder de intercesión de inmenso de inmenso poder, porquezes la intercesión de las reuniones humildes de aquellos que toman parte, y allí está la voz de nuestra Madre que va modelando tranquilamente las almas de Sus hijitos, centrada en una renovación del Sacerdocio Católico, a una nueva Santidad que viene directamente de Su Corazón Inmaculado.

Nosotros estamos viendo la renovación de la Iglesia en el Corazón Inmaculado.

Tenemos que mantener éste aspecto eclesial del trabajo de Nuestra Madre ante nuestros ojos. Aún si un cenáculo es parroquial o de familia o de un grupo particular, forma parte de algo mucho más grande: estamos envueltos en la Iglesia entera y necesitamos ésta salvación, pero ya hay muy pocos países que no se haya difundido el Cenáculo. Nosotros recordamos las palabras de Nuestra Madre:

“Multiplicad vuestros Cenáculos de oración.

Multiplicad vuestros Rosarios, bien recitados y unidos a Mí. Ofrecedme también vuestro sufrimiento y vuestra penitencia”.

“Os pido oración y penitencia para la conversión de los pecadores, para que mis hijos más rebeldes y alejados puedan también retornar a Dios, que los aguarda con el ansia misericordiosa de un Padre. Así todos unidos, formaremos una gran red de amor, que envolverá y salvará a todo el mundo”.  (22 de Enero de 1980)

Y después: “Ya mi gran red de amor y salvación se ha echado en todas las partes del mundo”.    (13 de Octubre de 1988)

 

Michele Gaughran

M.S.M

Ejercicios espirituales Internacionales

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