Los apóstoles de los últimos tiempos

Los apóstoles de los últimos tiempos

EL M.S.M. ES LA PLENITUD DE LAS PROFECIAS DE SAN LOUIS GRIGNION DE MONTFORT SOBRE LOS APÓSTOLES DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS

Francis Geremia. Año 2011

Los apóstoles de los últimos tiempos

EL M.S.M. ES LA PLENITUD DE LAS PROFECIAS

DE SAN LOUIS GRIGNION DE MONTFORT

SOBRE LOS APÓSTOLES DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS

Francis Geremia. Año 2011

 

Don Esteban Gobbi de vez en cuando nos hablaba de este tema: Yo lo he elegido porque siempre me ha fascinado que seamos nosotros el designio de Dios para estos tiempos, como nos lo ha revelado San Luis G. de Montfort, porque la profecía de los Santos nos dan una mayor creencia en la autenticidad de los Mensajes de Nuestra Señora para nosotros, sus hijos predilectos. Con respecto a los escritos de Montfort y los Mensajes de nuestra Señora al M.S.M., me gustaría aplicar los mismos principios que nos fue explicado por Don Esteban Gobbi, a aquellos que preguntaron si el Santo Padre había copiado los Mensajes de Nuestra Señora en algunos de sus discursos que eran completamente iguales a los de nuestro libro. Él contestó rápidamente: ambos tienen el mismo origen: El Espíritu Santo. Esto es porqué nos afirmamos en Montfort  y el M.S.M.

María es el signo que Dios nos da hoy

“A. Una sola es la señal que Dios da al mundo y a la Iglesia de hoy; Yo Misma.

C. Yo sola soy anunciada como la gran señal en el Cielo: la Mujer Vestida del Sol, con la luna como alfombra a sus pies y doce estrellas, cual luminosa corona, alrededor de su cabeza.

D. Ya está predicha mi Victoria sobre el Dragón Rojo, sobre el ateísmo triunfante y aparentemente hoy victorioso. Esta victoria se obtendrá por medio del triunfo de mi Corazón Inmaculado en el mundo, y esta victoria mía la alcanzaré con los Sacerdotes de mi Movimiento.

E. No busquéis, por ahora, otros prodigios en el Cielo:¡Este será el único prodigio!” (30 de Noviembre de 1974).

Montfort escribe en el Tratado de la Verdadera Devoción: “Pero en el segundo advenimiento de Jesucristo, María debe ser conocida y revelada por el Espíritu Santo, a fin de hacer que por Ella sea conocido, amado y servido Jesucristo”.(TD, 49).

Haciendo que se conozca el Corazón Inmaculado de María es precisamente uno de los tres compromisos del M.S.M, como nosotros decimos en nuestra Consagración:  “Finalmente Te prometemos, conducir a las almas con las que entremos en contacto, en cuanto nos sea posible, a una renovada devoción hacia Ti”. Montfort continua: “Dios quiere, pues, descubrir y manifestar a María como la más perfecta obra de sus manos, en estos últimos tiempos, porque Ella es la aurora que precede y descubre al Sol de Justicia que es Jesucristo, debe ser reconocida y manifestada, a fin de que lo sea Su Divino Hijo. Siendo el camino por donde vino por primera vez Jesucristo a nosotros, lo será también cuando venga por segunda vez, aunque no del mismo modo “. (TD, 50)

En los Mensajes leemos:

“i)También en esta segunda venida el Hijo vendrá a vosotros a través de Su Madre. Así como el Verbo del Padre se sirvió de mi seno virginal para llegar a vosotros, así también Jesús se servirá de mi Corazón Inmaculado para llegar a reinar entre vosotros.

Ésta es la hora de mi Corazón Inmaculado porque se está preparando la venida del glorioso Reino de Amor de Jesús.(24 de Diciembre de 1978).

“Yo soy la Madre de la esperanza y la confianza.

Vivid Conmigo estos tiempos de vuestro segundo adviento.

De la misma manera que fui la Madre virginal de la primera venida de Jesús, así también hoy soy la Madre gloriosa de su segunda venida”.(1 de Diciembre de 1985).

Dios quiere que María sea el único camino para venir a Él

Montfort dice: “Siendo el medio seguro y el camino recto e inmaculado para ir a Jesucristo y hallarlo perfectamente, por Ella deben buscarle las almas que deban resplandecer en santidad. Quien halle a María, alcanzará la vida, es decir, a Jesucristo, que es el camino, la verdad y la vida, más no es posible encontrar a María sino se la busca; no se la puede buscar si no se la conoce, porque no se busca ni se desea un objeto desconocido; es menester, pues, que María sea más conocida que nunca para mayor conocimiento y gloria de la Santísima Trinidad”. (TD 50  5º)

En el Mensaje del 20 de Octubre de 1973, leemos:

“Con el acto de Consagración tú has puesto en mis manos toda tu vida: ahora ella me pertenece, es mía. Yo he tomado posesión de ella y ahora poco a poco, voy transformándola según mi voluntad.

Dulcemente te llevaré a aquélla perfección que agrada a mi Corazón, y  poco a poco te transformaré en una copia totalmente semejante a mi Hijo Jesús.

Te daré un nuevo modo de pensar: pensarás según el Corazón de Jesús y mi Corazón Maternal, viendo cada cosa en Dios, según el Espíritu de Sabiduría. Te daré la sabiduría del corazón”.

El párrafo siguiente del mismo Mensaje contiene el espíritu entero de Montfort:

“Eso es: los Sacerdotes de mi Movimiento deben ser todos así. Pues si se han Consagrado a Mí, deben sentir, ver y pensar como Yo, Conmigo, porque quiero tomar posesión de toda su vida, quiero transformarla, volverla imagen de mi Hijo Jesús, el primogénito de muchos otros hijos míos”. (2º de Octubre de 1973).

Todavía Montfort:

“María debe resplandecer más que nunca en misericordia, en poder y en gracia, en estos últimos tiempos; en misericordia, para reducir y acoger amorosamente a los pobres pecadores y extraviados, que se convertirán y volverán a la Iglesia Católica; en poder, contra los enemigos de Dios, los idólatras, cismáticos, mahometanos, judíos e incrédulos endurecidos, y finalmente, debe resplandecer en gracia, para animar y sostener a los soldados valientes y fieles servidores de Jesús, que combatirán por sus intereses”. (TD 50 6º).

“Soy terrible, como un ejército preparado para la batalla, porque la misión que me ha sido encomendada por el Señor, es la de vencer a Satanás, de aplastar la cabeza de la antigua serpiente, de encadenar el enorme dragón rojo y precipitarle en su abismo de fuego, de luchar y de derrotar a aquel que se pone a Cristo, es decir el Anticristo, para preparar la segunda venida de Jesús, quien instaurará su Reino Glorioso entre vosotros”.(8 de Septiembre de 1990).

“Para caminar por mi senda no se puede nunca pactar con el mal, porque sólo permanece franca y abierta, cuando hay perpetua enemistad entre estas dos opuestas realidades. Mi Hijo Jesús se hace signo de esta contradicción y el Padre os lo entrega para la salvación y la ruina de muchos”. (8 de Diciembre de 1982).

María y la batalla final

Montfort: “De estas últimas y crueles persecuciones del demonio, que se aumentarán diariamente hasta el reino del Anticristo, debe principalmente entenderse aquella primera y célebre predicción y maldición de Dios, lanzada contra la serpiente en el paraíso terrestre, que aquí es oportuno explicar para gloria de la Santísima Virgen, salvación de sus hijos y confusión de Satanás: “Enemistades pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje; ella quebrantará tu cabeza, y tu pondrás asechanzas a su calcañar (Gen. 3,14).

“Dios no ha hecho más que una enemistad, pero ésta es irreconciliable; durará y crecerá hasta el fin del mundo, y es entre María su Santísima Madre, y el demonio; entre los hijos y servidores de la Virgen, y los hijos y súbditos de Lucifer; de modo que el más terrible de los enemigos de Satanás  que Dios ha suscitado es María, su Santísima Madre”. (TD 51,52).

“Mi misión es la de combatir y vencer a Satanás, de aplastarle la cabeza con mi talón.

He vencido al principio cuando la Trinidad me anunció como señal de segura victoria, en el momento en el que toda la humanidad había caído bajo la esclavitud del pecado…

He vencido cuando con mi “sí”, el Verbo se hizo carne en mi purísimo seno, y cuando en el Calvario mi Hijo Jesús se inmoló sobre el altar de la Cruz.

He continuado esta batalla mía en los largos años del camino terrenal de la Iglesia: sus mayores victorias se deben a una especial acción mía, de Madre.

Y en este siglo, cuando el ateísmo se ha organizado como fuerza destinada a la conquista del mundo entero y a la destrucción total de mi Iglesia, me he mostrado de nuevo desde el Cielo para deciros que no temáis, porque en esta terrible lucha Yo seré la vencedora: “¡Al final Mi Corazón Inmaculado triunfará!”.(8 de Diciembre de 1975).

La persecución en contra de aquellos consagrados al Corazón Inmaculado De María

Leemos en el libro del Apocalipsis:  “Y se llenó de ira el dragón contra la mujer, y se fue a hacer la guerra al resto de su descendencia, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús”. (Ap.12,17).

Montfort comenta: (TD 54):  “Los esclavos de Satanás, los amigos del mundo (que es la misma cosa) han perseguido siempre y perseguirán ahora más que nunca a los que pertenezcan al Santísima Virgen, como en otro tiempo persiguió Caín a su hermano Abel, y Esaú a su hermano Jacob, que son la figura de los réprobos y los predestinados”.

“Como Apóstoles de los últimos tiempos, debéis seguir a Jesús por el camino del desprecio del mundo y de vosotros mismos, por el camino de la humildad, de la oración, de la pobreza, del silencio, de la mortificación, de la caridad, de una unión más profunda con Dios.

Sois desconocidos y despreciados por el mundo y por los que os rodean, con frecuencia sois obstaculizados, marginados y perseguidos, porque este sufrimiento es necesario a la fecundidad de vuestra misión”.(8 de Junio de 1991).

Montfort (TD 54): “Pero la humilde María alcanzará siempre victoria sobre el orgulloso Satanás y será esta tan grande, que llegará a aplastarle la cabeza, en que reside su orgullo; María descubrirá siempre la malicia de la infernal serpiente y sus tramas infernales.

Desvanecerá sus diabólicos planes  y librará a sus fieles servidores,  hasta el fin de los tiempos, de sus crueles garras”.

“Ninguna intervención del exterior podrá perjudicar esta Obra mía que celosamente estoy haciendo nacer para la salvación de la Iglesia”. (27 de Mayo de 1974).

“Continúa, hijo, en tu vida de abandono sencillo y filial hacia Mí. Vive siempre con la mayor confianza en mi acción de Madre.

No te dejes aprisionar por las cosas: no te preocupes. Te repito: ninguna intervención exterior podrá dañar esta Obra Mía”. (30 de Julio de 1974).

Aún hoy María derrota a Satanás con su humildad

Montfort:  “…Empero, el poder de María sobre todos los demonios, resplandecerá particularmente en los últimos tiempos en que Satanás pondrá acechanzas a su talón, es decir, a los humildes esclavos y a los pobres hijos que María suscitará para hacer guerra al infierno. Pequeños y pobres serán los hijos de la Virgen según el mundo, y abatidos, hollados, y oprimidos como el talón lo está respecto de los demás miembros del cuerpo; pero en cambio, serán ricos en gracia de Dios, que María les distribuirá abundantemente; grandes y realzados en santidad delante de Dios, superiores a toda criatura por su celo fervoroso, y tan perfectamente asistidos del divino socorro, que con la humildad de su pié en unión de María, aplastarán la cabeza de la serpiente infernal y harán que Jesucristo Triunfe. (TD 54).

¡Satanás los atormenta, los zarandea fuertemente, los seduce con el orgullo y con el desaliento! Muerde rabioso mi talón; se desencadena con rabia contra estos hijos míos pequeños; sabe que pronto serán estos los Sacerdotes fieles y con ellos le aplastaré la cabeza para siempre”. (13 de Agosto de 1975).

“Pequeños, en fin, para formar este humilde talón que Satanás intentará morder, pero con el que Yo misma le aplastaré la cabeza”. (8 de Septiembre de 1976).

Aquí me gustaría poner en claro una verdad muy importante de nuestra vida espiritual: Con los Mensajes de nuestra Señora  y que también, las profecías de Montfort hablan de pequeños Apóstoles, los más inútiles ante el mundo y ante ellos mismos, pero esto no significa que estemos libres de todo pecado; la diferencia es que no nos dejaremos que la soberbia nos sobrepase, y por tanto, humildemente corremos a Jesús, a la Confesión,  y nos sentimos humillados por haber traicionado nuestra consagración y vivimos una vida de penitencia porque sabemos que Jesús y María nos han perdonado,  que no tenemos nada de nosotros mismos y consecuentemente, encontramos la fuerza de nuestro apostolado sólo en la fuerza de Jesús y de María.

Esto me recuerda la leyenda del joven pastor de Belén: Una leyenda narra que tan pronto como los pastores recibieron  del ángel la nueva del nacimiento de Jesús, ellos se apresuraron a ir a visitarlo. Cada uno trajo un regalo: lana, leche, corderos, cabras y otros regalos. Ellos ya se iban para visitar a Jesús, pero Shamir, que tenía 16 años, no quería agregarse al grupo, porque  no tenía ningún regalo. Cada uno le ofreció algo para llevar, pero él lo rehusó porque el regalo que él ofrecería no sería suyo. Una señora anciana de la Villa lo persuadió de ir con los demás y Shamir obedeció. Cuando llegaron a la gruta, los pastores querían poner sus regalos en las manos de María, pero Ella tenía a Jesús en sus brazos, y José estaba ocupado preparando el té.

De repente María vio a Shamir, que no tenía nada en sus manos, y lo llamó diciendo: “Shamir, como tú no tienes nada en tus manos, toma a Jesús en tus brazos y pásalo a los demás”.

Esto es lo que nos pasa también a nosotros, si sabemos vaciarnos de nosotros mismos, Jesús nos llenará con Él Mismo.

Montfort concluye: “Conocerán las grandezas de esta Reina Soberana y se consagrarán  completamente a su servicio como súbditos suyos y esclavos de su amor; saborearán sus dulzuras y sus bondades maternales  y la amarán con la ternura de hijos muy amados; y recurrirán a Ella en todo como la mejor abogada y mediadora para con Jesucristo, sabrán que Ella es el medio más seguro, más fácil, más corto y el más perfecto camino para ir a Jesucristo, y se entregarán a Ella en cuerpo y alma, sin partición, para ser suya del mismo modo que de Jesucristo”. (TD 55).

María y los últimos Apóstoles

Sólo aquellos que llevan una vida de oración y están consagrados al Corazón Inmaculado de María pueden tener un conocimiento más profundo y comprenden todos los privilegios que tiene María y la misión que Jesús le ha dado para estos últimos tiempos. Ella misma nos ha dicho que “que no se les ha dado a todos comprender esto”. Debemos dar las gracias a nuestra Madre que nos ha elegido: pero también depende de nosotros ser fieles y fuertes Apóstoles de estos últimos tiempos. El antiguo proverbio “Conocerse a si mismos” es especialmente cierto, en aquellos que nuestra Señora ha elegido como Sus Apóstoles. Nosotros podemos descubrir de ser sus apóstoles si oramos y sufrimos por su triunfo, si promovemos cenáculos y la consagración a su Corazón Inmaculado y defendemos las verdades de la Iglesia Católica en unidad y amor con el Santo Padre, con prudencia, cariño y amor, imitando a nuestra Madre Celestial.

Montfort : “Serán verdaderos apóstoles de los últimos tiempos a quienes el Señor de las virtudes dará la palabra y la fuerza para obrar maravillas y ganar despojos a sus enemigos”. (TD 58).

“Como Apóstoles de los últimos tiempos, debéis anunciar con valentía todas las verdades de la fe Católica; proclamar con fuerza el Evangelio; desenmascarar con decisión las herejías peligrosas, que se disfrazan de verdades, para engañar mejor las mentes y de este modo alejar de la verdadera fe a un gran número de hijos míos”. (8 de Junio de 1991).

Montfort: “Pero ¿a que se podrá comparar a estos servidores, esclavos e hijos de María? Serán como brazas encendidas en medio de los ministros del Señor y pondrán el fuego del amor divino en todas partes, y como flechas en manos poderosa, flechas agudas en la mano de la poderosa María para herir a los enemigos de Dios”. (TD 56).

“Las doce estrellas significan además una nueva realidad.

El Apocalipsis, en efecto, me ve como un gran signo en el Cielo: La mujer vestida del Sol, que combate al Dragón y a su poderoso ejército del mal.

Entonces, las estrellas en torno a mi cabeza indican a aquellos que se consagran a mi Corazón Inmaculado, forman parte de mi ejército victorioso, se dejan guiar por Mí, para combatir esta batalla y para obtener al final nuestra mayor victoria.

Así, todos mis predilectos y los hijos consagrados a mi Corazón Inmaculado, llamados hoy a ser los apóstoles de los últimos tiempos, son las estrellas más luminosas de mi real corona”.(8 de Diciembre de 1989).

“Mía es la misión de abriros la puerta de la nueva era que os espera. Mía es la misión de conduciros hacia los nuevos cielos y la nueva tierra.

Sobre todo es la misión confiada a la Madre de Dios la de vencer a Satanás y toda fuerza del mal, para que Dios pueda obtener en el mundo su mayor triunfo”. (1 de Enero de 1994).

Verdaderos discípulos de Jesús

Montfort: En fin, sabemos que serán verdaderos discípulos de Jesucristo, que, marchando sobre las trazas de la pobreza , humildad, desprecio del mundo y caridad, enseñarán el camino derecho de Dios y de la verdad, según el Santo Evangelio y no las máximas del mundo, sin apenarse por nada, sin hacer acepción de personas, sin cuidarse de nadie, ni escuchar, ni temer a ningún mortal, por poderoso que sea.

Tendrán en sus labios la espada de doble filo de la palabra de Dios; llevarán sobre sus espaldas el estandarte ensangrentado de la Cruz, el crucifijo en la mano derecha, el rosario en la izquierda, los nombres sagrados de Jesús y de María en el corazón y la modestia y mortificación de Jesucristo en toda su conducta. Ved los hombres que vendrán; pero María estará allí por orden del Altísimo para extender su imperio sobre los impíos, idólatras, mahometanos”.(TD 59).

“En una mano llevarán la corona del Rosario y en la otra la Cruz de mi Hijo, para quién ganarán muchas almas en número tanto mayor cuánto más intensa y decisiva sea la batalla.

Serán revestidos con el fuego de la luz purísima del Espíritu Santo para disipar las tinieblas del error; al fin, y por medio de vosotros, triunfará la Verdad.

Otros serán llamados a ocupar las líneas de apoyo.

Tendrán que rezar y sufrir mucho. A muchos de éstos les pediré un sufrimiento tan grande, que culminará con la inmolación de la propia vida.(29 de Abril de 1977).

“Apóstoles de los últimos tiempos, porque debéis anunciar el cercano retorno de Jesús en Gloria, que introducirá la humanidad en los tiempos nuevos, en los que finalmente se verán los nuevos cielos y la tierra nueva.

Proclamad a todos su cercano retorno: Maranathá: ¡Ven Señor Jesús!”. (8 de Diciembre de 1994).

P. Francis Geremia C.S. Año 2011

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